miércoles, 19 de febrero de 2020

El error

Tal vez yo estuve mal, quizás yo cometí el error, el error de no apurarme, de no correr hacia vos. Es que no quise, no estuve preparado, entiende que tenía mil cosas en la cabeza, problemas que resolver y mas de diez mil dudas sobre mi que tenía que afrontar. Pero es verdad, no fui rápido para buscarte, tardé, cuando por fin te dije que me decidí tampoco estaba listo, me faltaba un toque de horno, cosas por hacer, cosas por pensar. Me rompí la cabeza aquellos días y semanas. Te digo en serio, me encariñé mucho con vos, demasiado. Soy muy frío para tema amorosos, me encanta el amor, pero me cuesta experimentarlo. No sé que hiciste, pero antes de darme cuenta ya tenía acciones raras, acciones que después de un tiempo convalidé y acepté que eran. Es muy raro porque me cuesta, no me gusta crear relaciones sentimentales con personas que no considere amigos, con personas que pueda yo o el otro encariñarse, siempre lo he evitado. Con vos pensé que era amistad, que era algo de eso, mira como caí. Y rápido che, tal vez sentí que me llenaste, que toda tu personalidad se complementaba con la mía, muy distinta a la tuya obvio, somos dos personas demasiado distintas, pero eso me gustaba. Ansiaba y me encantaba saber de vos, aprender todo. Me hacía bien saberlo, y cada vez se volvía más adictivo. Por más frío que parezca, cuando yo caigo en ese juego, cuando me encariño soy lo más amoroso que existe, me encanta ser así. Creo que empezaba a abrirme y ser así con vos, me encantaba hacerte reír y consolarte a veces. Me faltó mucho por dar, quizás porque iba despacio, no quería que vieras todo tan rápido, el tiempo iba a ir mostrándote como era. Pero me lo quitaste, no quisiste arriesgarte, ojalá sea verdad y eso sea lo mejor para vos, para que crezcas personalmente y puedas quererte más, eso es lo que más deseo, que estés bien. Pero el cariño, afecto y las alegrías que te podría haber dado dudo que las encuentre en otro lado, en otra persona. Dios quiera que si igualmente, no te deseo el mal para nada. Simplemente no me culpes, no me machaques por mis comportamientos posteriores a tu "huida", porque me lastimaste, sé que no apropósito, pero lo hiciste, porque yo ya sentía es cariño, y muy grande era. Me quedo con los buenos momentos obvio, lo lindo de todo eso y aprendo de mis errores. Perdón si estuve mal en quererte, me dejé llevar y esa fue mi condena.