Te fuiste muy rápido para mi gusto, no me diste tiempo, no me dejaste actuar, me quedé tildado, sin saber que hacer, duro. Me costó darme cuenta y mucho porque para mi fue un de un momento para el otro, pero claro estaba ciego, no me di cuenta que hacía un tiempo ya, te estabas alejando de a poco, disimulando bien, o por lo menos yo me la creí. Fue tan rápido repito que recién ahora caigo en esta realidad, que no estás más, en ningún sentido, que ya no te veo, y que lo poco que había terminó. Por eso te extraño; extraño esa forma en la que me mirabas frente a todos, parecía que nadie notaba esas miradas; extraño ese perfume que te ponías; extraño esa sonrisa hermosa que te sacaba cuando yo te hacía reír; extraño esas ganas que tenías de discutir sobre cualquier tema y armabas un debate en el que te terminabas enojando casi siempre y yo me reía de eso; extraño cuando me molestabas y hacías reír; extraño esa seguridad que tenías para hablar; extraño esas caminatas que tuvimos mirando el paisaje del pueblo; extraño la carita que ponías cuando yo te regalaba alguna gilada; extraño ese sarcasmo tan característico tuyo, esa ironía y el tono sobrador que me ponías cuando querías pelear; extraño tantas cosas, como verte en el boliche, calle, negocio, lo que sea e irte a saludar contento; extraño tus besos y sobre todo como me sentía cuando estaba con vos: contento, cómodo, feliz.
Te extraño, extraño verte como antes, antes de que te vayas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario